Desde sus obras germinales Igor Eškinja ha centrado su interés en las llamadas “experiencias visuales”: el protagonista de sus exposiciones no es el objeto expuesto sino el espectador ya que el artista juega literalmente con nuestras esperanzas y nuestra percepción de la tercera dimensión.
Eškinja intenta crear situaciones a la vez preocupantes y lúdicas, críticas y subversivas, realizando intervenciones muy pequeñas y muy sencillas en el espacio expositivo, tendiendo hacia el minimalismo en la elección de materiales y en la expresión. Lo único verdaderamente importante es el observador y su experiencia perceptiva en la transitoriedad de la exposición, en lugar de la real y persistente existencia del objeto. Las obras de Eškinjason declaraciones de la falsedad de la visión, de la relativización de los sistemas de referencia, en una completa revolución de nuestra experiencia.Las composiciones son bidimensionales, cuidadas perfectamente en los más pequeños detalles, utilizando la sencillez para crear metáforas y simbologías. La fugacidad del titulo es la rapidez de la percepción, su precariedad, la ilusión de realidad lo efímero del sistema de referencias humanas en un mundo de imágenes, hábitos perceptivos, cristalización de las reacciones hacia el exterior. En concreto también las instalaciones de Eškinja son fugaces, a veces destruidas al final de las exposiciones, reinventadas con materiales diferentes en una combinación de elementos.
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