(INDISTINCT CHATTERING): Laura Llaneli

¿Podemos hablar de un sonido que no suena? ¿Hace falta que generemos más estímulos sonoros en una sociedad tan ruidosa? ¿Podemos remitir a sonidos subjetivos desde la experiencia colectiva? ¿Podemos servirnos del silencio del lenguaje escrito para representar sonoridades?
Como ya apuntaba Murray Schafer en los años sesenta con la creación de los conceptos "paisaje sonoro" y "ecología acústica", las ciudades tienen sus propias identidades sonoras que se transforman a velocidades trepidantes, modificando y subiendo el volumen de su ambiente sonoro. Así llegamos a la contemporaneidad, donde la acumulación de capas sonoras ha dado pie a sociedades ruidosas en las que la información se diluye.